El tren ya paso. Por Diego Posadas. revista tokonoma 10.
El tren ya pasó Por Diego Posadas Son las diez de la mañana, estoy preparándome un café batido, en el sótano de la Librería Rodríguez. A esta hora los dueños todavía no han llegado y la mayoría de los empleados disfrutamos de una breve sensación de libertad. Mis compañeras del salón de ventas aprovechan para ponerse al día sobre hijos, escuelas, maridos; lo mío es inventar una excusa, un envío atrasado para algún cliente, bajar las escaleras, poner agua a calentar y buscar algún solitario rincón del sótano para batir mi café instantáneo. Solo después de este ritual ya me siento despierto del todo y con el humor necesario para subir al salón y encarar a los clientes del día. Esta mañana, mientras estoy bebiendo los primeros sorbos, suena el teléfono en el fondo del depósito y enseguida la voz de Cristian, el encargado, me dice que me buscan. Voy hasta el aparato y tomo el tubo, la cajera me pide que suba al local, porque mi madre me está buscando. ¿Está ahí, con vos? Sí Dejo la taza sob...