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Mostrando entradas de marzo, 2014

Niisan, texto publicado en la revista tokonoma 16,

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NIISAN Por Amalia Sato El Museo de la Bomba Atómica de Nagasaki tiene dos entradas. Una invita a ingresar contorneando una fuente de agua circular que corre permanentemente derramándose sin una onda que altere su superficie y sin un murmullo – símbolo de la sed padecida por las víctimas -, atravesar luego un pasillo entre dos columnas dirigidas hacia el lugar donde cayó la Bomba, y a continuación pasar a una sala donde un libro enorme resguardado tras cristales registra los nombres de los fallecidos, lugar en el cual uno puede permanecer sentado y en silencio con una luz cenital. Una manera muy pertinente para prepararse al muestrario de objetos y fotos que hablan desde las vitrinas. Pero la mayoría de los visitantes (turistas…) evita este camino e ingresa directamente descendiendo de los micros, con guías que hablan en ruso, chino, ingles, francés, superponiéndose en desorden. Esta foto es lo último que se ve al final del corredor que lleva a la salida y muchos pasan sin de

Ellos y Ellas, crónicas de Júlia Lopes de Almeida. Editorial Leviatán, Bs As, en traducción de Amalia Sato y con prólogo de la Dra Nadilza Moreira.

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10. CUANDO ME ACUERDO… Cuando me acuerdo del escalofrío de susto que tuve anoche, al entrar con mi marido al saloncito privado del restaurante, me dan ganas de reír. Creo que me sonrojé, al ver la cara curtida del criado, cara de torero viejo, de la que no me olvidaré por el resto de mi vida. En el momento me preocupé por lo que este hombre pudiera pensar de mí; hoy me acuerdo de que en sus ojitos hinchados había menos malicia que cinismo, y tengo la convicción de que de mi persona nada quedó en su recuerdo. En todo caso este escrúpulo me sirvió de aperitivo para esa cena inesperada. ¡Era curioso que yo me preocupara con un criado! Si mi marido me exponía a comentarios era cosa suya, porque, en lo que a mí respecta, estando a su lado no era responsable por lo que pudieran pensar de mí. La ventaja de la compañía de los maridos es sobre todo ésta. Además, pobres de nosotras si no tuviéramos compensaciones… Al principio debía de parecer un poco confundida, no sólo por el recelo de s

Edén; propuestas para primavera. Texto publicado en la revista barzón

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Edén: propuestas para primavera Por Amalia Sato Ordenar la naturaleza para convertirla en un jardín. Con sutiles artificios lograr efectos sobre la inestable material vegetal. ¿Jardín como micropaisaje, con su topografía a pequeña escala? Templetes, pérgolas, parterres, estanques, grutas, ruinas, puentes, cercos, rocas, senderos, todo vale. ¿La escenografía que juega a la geometría de los tapices o las alfombras, o la que aspira a la engañosa naturalidad, para el vagabundeo poético o el encuentro bajo la luz exacta en el entorno calculado para el diálogo inolvidable? ¿Jardín con sus focos oscuros de matorrales y sombras que convocan al lado demoníaco del universo boscoso? En todo caso, la mitología consiente también este aspecto siniestro: la ninfa Clovis perseguida por el dios del viento, termina metamorfoseada en Flora, a quien Céfiro este amante ardiente y violento premia con un jardín donde reine la primavera eterna, o la joven Proserpina raptada por Hades y alejada de su mad

Shizu Saldamando, A propósito de Gato y Carm, pintura sobre fondo dorado.

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Shizu Saldamando National Portrait Gallery del Smithsonian Asian American Literary Review - por Amalia Sato Un biombo dorado con cuatro hojas. Un biombo lujoso con su borde entelado y una pareja de jóvenes que se besan. Pero la parejita ¿está pintada en la segunda hoja de la derecha como una ilustración moderna sobre la superficie de un mobiliario suntuoso o el biombo es un fondo y son protagonistas de la escena? ¿Truco visual o verdad del corazón? Cuando una visión es una lectura. Son protagonistas. El biombo es sólo dorado y funciona a la manera de un añoso espejo de bronce. Los amantes tienen cabello negro, lacio; pueden ser latinos, pueden ser orientales, o latino-orientales. ¿Ella y un muchacho con los ojos maquillados?, o... Ella lleva un saquito color verde militar, él una campera negra. Las manos de él toman a la muchacha de la nuca, reposan en su cadera. Jóvenes estilizados, mestizos, new half. Orgullosos del j pop, de la soltura de las cultura tecnológica; bellos, altos

Verano. Ceremoniales del verano. Ultima colaboración en la revista Barzón

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Barzón. 31. Ceremoniales del verano Por Amalia Sato El solsticio, inicio del verano, en nuestro hemisferio sur tendrá lugar el 21 de diciembre a las 17.33 y ningún festejo en especial se prevé para la fecha. En cambio en el Hemisferio Norte se lo celebra con fiestas de fuego, rebautizadas la Noche de San Juan por el Cristianismo, de modo que los 21 de junio allí son días notables. Desde hace cinco mil años en muchas culturas el encuentro alrededor de las llamas para saltar y bailar y purificarse, la quema de muñecos para que se lleven todo lo malo y los ritos de fertilidad, simbolizan el poder del Sol y son la expresión de un deseo de colaboración humana para que el astro renueve su energía ese día, considerado una “puerta” a grandes cambios en los antiguos mitos griegos. ¿Será que la exaltación del esplendor solar continúa, podríamos decir, en el culto a albercas o piscinas? En ese caso el afiche perfecto podría ser A Bigger Splash de David Hockney (1967), pintura que con s

Delia Pasini en un reportaje para la revista La balandra, y la buena noticia de que sus traducciones de Gerald Manley Hopkins han sido publicadas bajo el sello series tokonoma.

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La balandra Reportaje a Delia Pasini –¿Hubo en tu infancia alguna idea, aunque sea inconsistente, sobre la tarea que desempeña un traductor? –¿Hubo algún episodio clave, alguna lectura o traducción que disparó tu decisión de dedicarte a la traducción? ¿Cuándo comprendiste el significado de esa profesión? Cuando era chica, estudiaba inglés pero no leía todavía literatura en esa lengua, disfrutaba de las traducciones, de las versiones. Leyendo Jane Eyre a los ocho, me llamó la atención cuando se hablaba del rector del orfanato, que decían que era tan cruel como un “cochero eslavo”. Me quedó esto sonando y me preguntaba cómo serían esos cocheros, si amargados por falta de dinero, o sanguinarios con los caballos. Me hice una policial rusa en la cabeza. La nieve y Moscú se colaron en Jane Eyre, y esto por años. Cuando a los 16 años, la leí en inglés entendí que no era eso, el traductor se había equivocado: la expresión era slave driver (traficante de esclavos). Creo que ahí decidí