Fukushima Días y noches de perplejidad y vigilia por Marcelo G. Higa, desde Yokohama Evento, accidente, desastre, tragedia, catástrofe, cataclismo, hecatombe, apocalipsis. Salvo para Ireneo Funes, las palabras sirven para abstraer las particularidades en beneficio de la comunicación. Esa capacidad de representación es la que nos permite la solidaridad, y el espanto. Ahora, entre las situaciones extraordinarias y los sustantivos ordinarios, se escabullen las percepciones irregulares, los claroscuros por donde transitan los latidos y respiros del discurrir cotidiano. Desde hace semanas, Fukushima circula y se construye vía imágenes, informes, rumores, eventos solidarios y colectas. En los bordes, nosotros. Inmigrantes que, expuestos a la inusitada irradiación de los acontecimientos, tratamos de dar con los registros adecuados, descifrar las panorámicas y los ángulos, encontrar la mesura en la desmesura. En esta nota, recuerdos transitorios, apuntes fugaces de aquellos primeros días de